La aparición del cadáver enterrado de un tal Julián Casares, muerto hace doce años, hace ponerse nerviosos a Jaime y Olivia por un lado, y a Romero por otro, a la vez que Laura y Robles reabren un caso que podría unirles a todos.
Han pasado tres meses y el aceite de Norma y Juan es un éxito, hasta que algo lo pone en entredicho: varios de los restaurantes a los que sirven son cerrados por una intoxicación y todo apunta a que el causante es el aceite.
Mientras Frank está desbordado con su nueva paternidad, Lucía ha retomado su vida de antes: sale con sus amigos y disfruta del dinero de su familia. Cuando Sofía le exige que haga algo con su vida, Lucía se compra un caballo para competir y le pide a Frank que le eche un vistazo, pero Frank envía en su lugar a Mireia, a quien Lucía siempre ha visto como una enemiga.
Óscar, por su parte, ha dejado el póker y está haciendo carrera dentro de las empresas Elizondo. Espera que esto sea suficiente para recuperar a Sara y, efectivamente, ella duda pero la repentina aparición de Álvaro, que ha estado tres meses fuera cuidando a su mujer, vuelve a hacerle tambalearse.
Fernando, que desde que su relación con Sofía ha terminado se siente ninguneado en la empresa, se refugia en Olivia.
Con respecto a Susana, vuelve a casa tras haber indagado sobre Ray, a quien se ha propuesto desenmascarar. Ella y Óscar deciden compartir piso.