Los bandoleros están disgustados porque el asalto a la diligencia ha ido mal y, encima, Marcial sabe que Flor le ha reconocido. Sara les echa la bronca por haber desobedecido sus órdenes, cuando un nuevo miembro llega a las cuevas para unirse a la banda. Se trata de un joven llamado Paquillo.
Sara da una excusa al teniente Romero en relación al rifle Winchester, mientras tiene que consolar a Flor, que está hecha polvo tras el sorprendente encuentro que ha vivido con su galeno.
Carmen pide a Germán enterrar el pasado y el patriarca de los Montoro decide pagar una importante suma de dinero a Don Bernardo, el chantajista, obligándole a marchar de Arazana y salir así de su vida.
Doña Elvira, después de vivir un equívoco encontronazo con Julieta, galantea con Antonio, que le sigue la corriente. Por su parte, Olmedo está muy preocupado porque sabe que Antonio es un agente encubierto de la Guardia Civil.
Roberto toma la decisión de no aceptar las presiones de los compañeros anarquistas, aún a sabiendas que puede haber desagradables consecuencias para su familia.