Adela Úcar se enfrenta a una dura realidad cada vez más extendida: el desahucio. Durante “21 días”, la periodista será testigo directo de algunos dramas personales y verá cómo algunas familias tienen que desprenderse de sus viviendas por no poder hacer frente al pago de las hipotecas.
¿Cómo y cuándo empezaron los primeros problemas? ¿Quiénes son los responsables? ¿Qué salidas quedan para aquellos que, sin casa ni trabajo, tienen que empezar desde cero? Adela Úcar intentará dar respuesta a estas preguntas en “21 días pendientes de desahucio”, a través de testimonios reales contados en primera persona.
Uno de estos casos está protagonizado por Carmen Manzano, una jardinera en paro de 33 años y con dos hijos. Este mes dejará de percibir la ayuda estatal, por lo que no podrá hacer frente al pago del alquiler ni de los recibos. Cuando se quedó sin trabajo, Carmen tomó la decisión de pagar las deudas día a día y mantener a sus hijos con las ayudas sociales, pero ahora las únicas opciones que baraja son irse al coche con sus hijos u ocupar una antigua casa que pertenece a su ex-pareja, lo que supone que puedan echarles de nuevo a la calle.
Tamara López es una pastelera de 23 años y lleva tres en el paro. Con un hijo de ocho años, Tamara sufrió un desahucio en octubre del año pasado y al mes siguiente ya había ocupado una casa vacía. Desde entonces vive allí con su hijo, sin luz propia y sin agua. Sobrevive gracias a las ayudas sociales, pero este mes dejará de percibir los 426 euros que le proporciona el Estado y, aunque entrega su currículo cada día, no consigue trabajo. Reconoce que la ocupación está mal, pero se niega a vivir en la calle con su hijo. Recoge chatarra, ropa o muebles y los vende en un mercadillo para conseguir dinero, ya que le avergüenza tener que pedir y buscar entre la basura. Tamara es una luchadora y está convencida de que su suerte cambiará.
Adela también mostrará la historia de Juan Royo, un taxista jubilado de 83 años que apenas puede valerse por sí mismo. Vivió en su casa con su mujer y sus hijos durante más de 20 años, pero ella murió y con los hijos no tiene relación. Después de tres meses sin poder pagar el alquiler de su casa, los dueños del piso le demandaron y le llegó la orden de desahucio. En breve tendrá que abandonar la casa y aún no sabe dónde irá a vivir.