• Historias de adopciones, hijos con problemas, emigrantes en busca de un futuro mejor y hasta una pareja que “colgó los hábitos” para casarse
  • Este miércoles, ‘En Familia’, a partir de las 23.15 horas, en La 1 de TVE

 

El amor puede con todo y por amor somos capaces de afrontar los retos más difíciles sin encogernos ante el esfuerzo, el sacrifico o la renuncia que suponga la meta marcada. Las cuatro familias con las que hemos convivido esta semana son gente con agallas, personas valientes, pequeños héroes cotidianos capaces de hacer lo que sea necesario por amor. Este miércoles, en ‘En Familia’ , a partir de las 23.15 horas, en La 1 de TVE.

 

José Carlos Rodríguez fue misionero durante más de 20 años en Uganda. Allí conoció a Margaret, una monja ugandesa que trabajaba en una escuela para niñas víctimas de la guerra. Se enamoraron y decidieron colgar los hábitos para casarse. En 2004 pusieron rumbo a España y aquí han nacido sus dos hijos. Él trabaja en la ONG Red Deporte y Cooperación y colabora con medios de comunicación como RNE, y ella se prepara para intentar conseguir un trabajo en nuestro país.

 

Alejandro y Ainara son mellizos, han nacido de forma prematura en el Hospital 12 de octubre, en Madrid. A él le van a dar ya el alta, pero ella, de sólo un kilo y medio de peso, tendrá que esperar. Sus padres, Verónica (española) y Pedro (dominicano), desean poder juntar pronto a toda la familia; los mellizos y otro niño de 3 años que tiene ella de una relación anterior. Todos viven en la casa de la madre de ella, en Villaverde Bajo. Una madre que está luchando porque sus hijos y nietos tengan mejor vida que la que ella ha tenido.

 

Susana y Nacho optaron por una alternativa diferente para ser padres. Recurrieron al Pasaje Verde, una vía de adopción de niños chinos con problemas médicos. Hace cinco años que adoptaron a Alai y dos años más tarde fueron a por Leo. Les ha ido tan bien que no descartan en el futuro ir a por su tercer hijo

 

Graciela y Gustavo son dos argentinos que tienen 7 hijos de entre 10 y 23 años. En 2002 dejaron su país para dar a sus hijos un futuro mejor. Eligieron un pueblo de la Rioja, Camprovín, para evitar que cerraran la escuela local. Ahora viven en Logroño, donde tienen un taller de coches, pero comparten un vínculo muy fuerte con Camprovín, a donde acuden siempre que pueden.

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