¿Qué le sucede a tu personaje en la serie?

Lo primero que se encuentra Gustavo es que su mujer se acoge a la ley el divorcio recientemente establecida y que su cuñado deja el seminario para vivir la movida madrileña, ya que hay que recordar que ‘Los Quién’ están ambientados en los años 80. Pero Gustavo no quiere divorciarse, ama a su mujer, a su hija y a su familia, es muy conservador y no quiere que nada de lo que tiene se mueva. Pero su mundo avanza y su mujer se divorcia, su cuñado viene a vivir con él… es una regresión a los 17-18 años, a su época de la universidad, pero él no quiere eso. Además, quiere mantener su estatus como psicólogo.

 

¿Por qué se fía Gustavo de Tino? ¿por qué son tan amigos?

Por que está en el guión (risas) muchas veces pienso “como puede tener un amigo tan cretino…”.

 

¿Qué te hizo decidirte volver a trabajar en una sitcom?

Por que me gusta el formato; me encanta rodar con público en directo; porque la sitcom es muy gratificante, tiene que ver mucho con el teatro; porque se te ponen los nervios en le estómago el día que hay público y rodamos del tirón de 9 de la mañana a 4 de la tarde un capítulo entero… Tenemos un equipo de 21 guionistas, es impresionante, tocamos a 3 por actor y quiero saber cuales son los míos (risas). Hacemos unas lecturas de guión en una sala grande y los guionistas nos rodean a los actores.

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¿Qué tal con Nacho G. Velilla?

Es muy pesado (risas), es broma, está muy encima de nosotros y hasta que no está perfecto no para y eso lo que nos gusta de él. Los que no le conocían nos dicen “nos gusta mucho su forma de trabajar. Quiere algo concreto, lo persigue y hasta que no lo consigue no para”.

 

Estás en una serie ambientada en los 80 ¿Cómo recuerdas aquella época?

Los 80 eran muy divertidos, pero había una hombreras espantosas y la gente en los programas de baile lo hacían fatal (risas). Era una época muy bonita y muy interesante, pero a la vez llena de vida. Yo tenía 14 años, estaba en mi pueblo, Albelda de Iregua, en La Rioja y no estaba en la movida como sí que podían estar María Pujalte o Kiti Manver. Lo que sí que recuerdo son los libros de texto, que cuando trajeron unos de los que usa mi hija Paula(Lucía Martín) casi me pongo a llorar, como el diccionario Iter Sopena, que hacía mucho que no veía.

 

¿Qué sientes al volver a grabar con público en directo?

En parte he elegido este proyecto por este motivo, me gusta mucho el contacto con el público. También por el reparto, el equipo, los guiones… el público en directo es muy gratificante, pero también se había olvidado lo difícil que era. Son 60 páginas todas las semanas, durante toda ella hay ensayos técnicos, generales, pruebas de vestuario, estrellas invitadas que vienen a hacer cameos… Es muy bonito y gratificante, pero también muy agotador.

 

¿Cómo será el reencuentro con Amparo Baró?

Estoy emocionado y espero que venga a más capítulos, porque de momento sólo viene a uno. Hace de mi mentora en la universidad y me reí mucho preparando el episodio porque es fantástico. Es la esencia de esa pareja que hicimos en ‘7 vidas’, con papeles totalmente distintos, pero con referencias muy bonitas. Me encanta que venga.

 

Das vida a un psicólogo ¿te has parado a pensar que habría sido de tí si te hubieras dedicado a la psicología?

No lo he pensado nunca, pero creo que habría sido un mal psicólogo. Me han dicho que empatizan mucho con los pacientes y yo me pondría muy triste con sus historias y adquiriría todas sus fobias, manías, psicopatías, etc…

 

¿Qué tal con tu “hija” en la ficción, Lucía Martín?

Genial, es una preciosidad y estoy genial, es un placer trabajar con ella. También muy bien con el resto del reparto de los jóvenes, Elena Rivera y Álvaro Fontalba.

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