Gracias al éxito de ‘Tu cara me suena’ y de ‘Tú sí que vales’, el talent show está gozando de una segunda oportunidad en la televisión española. A los inminentes estrenos de ‘The voice’ (Telecinco) y ‘El número uno’ (Antena 3), podría sumárseles en los próximos meses ‘Factor X’, el formato de éxito mundial que aquí terminó enterrado tras el desplome de su segunda temporada en Cuatro. Tal como ha publicado FórmulaTV, La Competencia, productora del programa, ya está trabajando en un regreso que se prevé para 2012 pero que todavía no cuenta con un canal definitivo para su emisión.
‘Factor X’ debutó en nuestro país dándole a Cuatro una de sus mayores alegrías. Con un 11,6% de audiencia se aseguró una segunda edición que, sin embargo, perdió a la mitad de espectadores por el camino. El descalabro no fue casual. El programa derivó hacia un formato extravagante totalmente alejado del original. Si los responsables de ‘Tú sí que vales’ han sabido reconducir el espacio del frikismo a un concepto más serio y profesional, ésa sería la estela que debería seguir la resurrección de un talent musical que además cuenta con la versión inglesa y la recién inaugurada estadounidense para reflejarse. Basándonos en la adaptación USA, que justo esta semana finaliza su primera edición en Fox, estos serían los errores que la nueva versión española debería evitar.
Infravalorar los castings
Los ‘talent shows’ anglosajones conceden mucha importancia al proceso de selección de concursantes. Tanta que incluso ocupan la mitad de emisiones de la temporada. Para ello, convierten los castings en una etapa más del concurso que merece su parte proporcional del presupuesto. Ya no sirve una fría sala de hotel adornada con pancartas del programa. ‘Factor X’ abarrota estadios enteros con un público entregado que vitorea o defenestra las actuaciones de los aspirantes en directo. El efecto es sobrecogedor. Es la propia audiencia la que prácticamente señala a los elegidos.
Por si fuera poco, el espectáculo se divide en diferentes fases y, a medida que se van acotando los finalistas, el proceso se vuelve más interesante. Tirando la casa por la ventana, la edición estadounidense trasladó a los diferentes grupos de candidatos a los hogares de sus respectivos mentores. Para ayudarles en su decisión final, contaron con el respaldo de Rihanna, Enrique Iglesias y Mariah Carey (que no pudo acudir por problemas meteorológicos). ¿La intención de tamaño despliegue? Generar, y lograr, expectación en el espectador.
Falta de presupuesto
Si por algo se caracterizan estos programas al otro lado del charco es por su grandilocuencia. Para ello, se necesitan los mejores medios y, por tanto, cantidades ingentes de dinero. No hace falta que la versión española ponga encima de la mesa para el ganador un contrato discográfico por valor de cinco millones de euros como hace la edición apadrinada por Simon Cowell, pero sí se agradecería una mayor inversión en la puesta en escena.
El escenario de ‘Factor X’ USA es imponente, con pantallas gigantes que convierten cada actuación en un espectáculo visual impresionante (como puede apreciarse en este vídeo con la visita de Bruno Mars). La inversión se aprecia en cada detalle, desde la iluminación al montaje de vídeos, pasando por vestuario y maquillaje. Dicen que el presupuesto por programa asciende a 4 millones de dólares. Para cubrirlo, los productores se aseguran el patrocinio de grandes marcas como Pepsi o Verizon.
Miqui Puig
Para formar parte del jurado de ‘Factor X’ no hace falta ser una estrella musical como Adam Levine o Christina Aguilera, rostros mediáticos de ‘The voice’ en Estados Unidos. El programa no persigue a grandes intérpretes pero sí a grandes productores o personajes relevantes de la industria discográfica. Jorge Flo y Eva Perales sí respondían a un perfil más profesional. Además entendían a la perfección su cometido en el programa (argumentación con una pequeña dosis de polémica), algo que no logró captar, sobre todo en la segunda edición, Miqui Puig.
Para seguir el modelo anglosajón, además, la nueva adaptación debería contar con cuatro miembros del jurado, separando la categoría de menores de 25 años en chicos y chicas. Se lograría así un mayor dinamismo en las deliberaciones del jurado, evitando que alguno de ellos acaparara demasiado protagonismo.
Las X Girls
En su momento fueron un elemento identificativo del programa. Suntuosas y anónimas bailarinas vestidas de negro luciendo la enorme X de la marca. Pero a pesar de su talento, el recurso suponía más bien un lastre para alcanzar coreografías más vistosas. La versión yanqui no escatima en bailarines y a menudo se congregan en el escenario más de una veintena, a los que pueden sumárseles pequeños y grandes coros. ¿Más es mejor? En este caso, no cabe ninguna duda.
Potenciar la vertiente ‘reality’
Sirviéndose del tópico de que nuestra cultura es más cotilla y morbosa, las productoras españolas siempre ven necesario incluir y explotar el ‘reality’ en los ‘talent shows’. Pues bien, tanto en el Reino Unido como en Estados Unidos, el formato mantiene un enorme éxito sin necesidad de mostrar los entresijos y miserias de los concursantes. ‘Factor X’ España respetó bastante el derecho a la intimidad, aunque el potencial de un romance o de una bronca tampoco se dejó escapar. Ni casas ni academias. Lo que debe primar es la música, que para chismorrear ya tenemos ‘Gran Hermano’.
Pol Morales