- Con motivo del primer centenario de la conquista del Polo Sur, el aventurero leonés se ha trasladado a la Antártida con dos grandes retos que cumplir: correr la distancia de una media maratón y coronar la cumbre del Wideroefjellet, una remota montaña casi inexplorada del continente de hielo
- Jesús Calleja comenta que acabó la media maratón “feliz y excitado”, a pesar de terminar “congelado, con los pies rígidos como el corcho y con las manos como garras” y califica la llegada a la cima del Wideroefjellet como “una de las ascensiones que más nos ha llenado, sobre todo por el cariz de la exploración y por registrar datos valiosísimos para los científicos”
- El equipo del programa ha tenido que sufrir los rigores del clima con temperaturas de 40 grados bajo cero y tormentas que mantuvieron en alerta roja a todas las bases del continente austral
- En esta entrega especial, el aventurero leonés recorre la estación americana Amundsen Scout, alcanza las míticas coordenadas 90º Sur, el punto más austral de la Tierra, visita de la mano del explorador Alain Hubert la base belga Princesa Elizabeth y se aproxima en moto de nieve a través de los glaciares más grandes del mundo hasta la base de las montañas
Ha tenido que soportar condiciones meteorológicas extremas con vientos racheados que alcanzaban 120km/h y temperaturas de 40 grados bajo cero; ha corrido la distancia de una media maratón a 3.300 metros de altura sobre el nivel del mar; ha escalado uno de los picos más remotos del continente de hielo -el Wideroefjellet- y ha visitado la base americana Amundsen Scott para recoger imágenes que nunca antes se habían mostrado en televisión. Jesús Calleja se ha enfrentado a uno de los retos más duros de su vida en el Polo Sur en “Especial ‘Desafío Extremo’. Calleja en la Antártida”, que Cuatro emitirá el domingo 26 de febrero a partir de las 22:30 horas.
El 14 de diciembre de 2011 Roald Amundsen alcanzó el Polo Sur por primera vez en la historia. En el centenario de este hito, el aventurero leonés ha viajado hasta el continente helado para unirse a las celebraciones y culminar dos complejos retos en el lugar más hostil del planeta: correr la distancia de una media maratón y ascender a una remota montaña junto a uno de los exploradores más importantes de la actualidad, Alain Hubert, diseñador de la futurista base antártica Princesa Elizabeth, que sólo se abastece de energía solar y eólica.
El recorrido de la aventura: desde la base rusa Novo hasta la cima del Wideroefjellet
La primera parada de la expedición es la base rusa de Novolazarevskaya (Novo), situada al Norte de la Antártida, enclavada en uno de los lugares más fríos, áridos e inhóspitos de la Tierra -en el continente helado se ha llegado a alcanzar cifras récord con vientos de 327km/h y la temperatura más baja de la historia (89 grados bajo cero)-. Calleja y su cámara Emilio Valdés conviven con los peculiares operarios de la base rusa y se acercan a los habitantes más extraordinarios del continente, los pingüinos emperador. Posteriormente se dirigen hasta las míticas coordenadas 90º Sur, el punto más austral de la superficie terrestre.
Cerca del Polo Sur geográfico se aproximan a la base americana Amundsen Scott, un auténtico búnker que el equipo recorre de la mano de Carlos Pobes, un científico español que les muestra esta moderna estación antártica donde desarrollan importantes labores de investigación. Una vez allí, Jesús Calleja cumple uno de sus grandes retos: correr 21 kilómetros, la distancia de una media maratón, a pocos kilómetros del Polo Sur geográfico, a 3.300 metros de altura sobre el nivel del mar y a 40 grados bajo cero. “He terminado los 21 kilómetros en 3 horas. Estoy congelado, con los pies rígidos como el corcho y con las manos como garras pero feliz y excitado, porque pocas cosas tan guapas se pueden hacer en la vida”, señala el aventurero leonés.
Segundo objetivo: coronar la cumbre de Widereofjellet
Una vez conseguido el primer reto, un avión lleva a los miembros de la expedición a la parte Este de la Antártica. “Fueron cinco horas alucinantes de vuelo y aterrizamos sobre una pista de hielo en mitad de un horizonte blanco”, comenta Jesús. Junto a esta improvisada pista de aterrizaje se encuentra la base belga Princesa Elizabeth, la primera estación con cero emisiones diseñada por uno de los exploradores polares más importantes de la actualidad, Alain Hubert. Allí les amenaza una tormenta antártica que pone en alerta roja todas las bases del territorio.
Por último, tratan de culminar su siguiente objetivo: atraviesan en motos de nieve los enormes glaciares que descienden del Polo Sur hasta alcanzar la base de las montañas. “En este punto esos glaciares son como un campo de minas por las grietas que lo atraviesan, así que hay que tener muchísimo cuidado”, asegura. Entre fortísimas ventiscas exploran y ascienden los picos cercanos hasta que por fin llegan a la cumbre del Widereofjellet, el pico de mayor altura de esta vastísima extensión. “Es una de las ascensiones que más nos ha llenado, sobre todo por el cariz de la exploración y por registrar datos valiosísimos para los científicos. Todos los datos registrados se están recopilando para que, desde la misma base antártica Princesa Elizabeth, se pongan en conocimiento a la comunidad científica”, señala el aventurero.