El ‘raiting’, la cuota de pantalla y el número de espectadores. Son conceptos que desde hace años han condicionado el quehacer televisivo. Los desayunos con las audiencias son una práctica habitual entre los profesionales de los medios de comunicación. Una décima arriba o abajo puede condicionar la estructura de un programa e incluso su futuro. Una circunstancia que está cambiando. Aunque parece claro que el dominio de los audímetros está lejos de extinguirse, cada vez es mayor la presión desde otros canales, como las redes sociales.
Es el caso de Twitter. Programas como ‘Salvados’ hacen uso de la popular red social de los 140 caracteres para promocionar sus programas y conectar a sus espectadores. La incorporación de un hashtag durante la emisión ha convertido a los últimos episodios del espacio de El Follonero en uno de los temas más comentados los domingos por la noche. Es la misma estrategia que ahora aplica Antena 3 con las retransmisiones de Fórmula 1.
Pero aunque muchas veces sea buscado, en otras son los propios telespectadores los que toman la iniciativa. Es el caso de ‘¿Quién quiere casarse con mi hijo?’. Fuerte en su debut, su gran popularidad se debió en parte a la etiqueta #hijostróspidos. El fenómeno surgió de la Web y venció frente al ‘oficial’ #quienquierecasarseconmihijo. El concepto está basado en un neologismo cuyo origen se sitúa en Galicia y que hace referencia a algo esperpéntico, que salió mal. Y paradójicamente, ha resultado todo un éxito para Cuatro, que explota con orgullo la cosa tróspida.
Menos televisión convencional
No se trata de un experimento del todo descabellado. En 2011, cada español pasó ante el televisor 239 minutos de media diaria, una cifra muy superior a la que se registraba una década antes, cuando la estadística apuntaba a unos 213 minutos por persona y día. 26 minutos menos. El incremento puede explicarse por la mayor oferta de canales y el envejecimiento de la población.
Cuatro se dirige a un público fundamentalmente joven y, aunque la estadística dice que el consumo medio de televisión se mantiene igual que en años anteriores, también apunta a que es precisamente este sector el que menos tiempo dedica a la pequeña pantalla. Las redes sociales e Internet resultan clave para cautivar a este target.
Pero la forma de ver televisión ha cambiado y mucho en este tiempo. El número de personas que la ven a través de Internet al menos una vez a la semana ha crecido del 14,9 por ciento en 2008 al 16,5 por ciento de 2011, según datos de la última encuesta ‘Navegantes en la Red’ de la Asociación para la Investigación de Medios de Comunicación (AIMC). También ha aumentado, gracias a la popularización de los teléfonos inteligentes o ‘smartphones’, el consumo de televisión a través de móviles, tal y como apuntan los datos recogidos por la misma fuente. Así, el 3,1 por ciento de los encuestados aseguran que habían utilizado su móvil el anterior día para ver la televisión, un 2,3 por ciento más que en 2008.
Tan conscientes son las redes sociales de su influencia en los medios de comunicación, que Facebook creó hace un año, en abril de 2011, una página específica para periodistas. De esta forma, pretendía aconsejar a los periodistas en el uso de la información en Internet y frenar el imparable crecimiento de Twitter. La red de microblogging creció el año pasado un 151%, según un estudio realizado por Edelman Digital.
La batalla se ha trasladado a las cadenas de televisión. Desde hace años tratan de ser las pioneras en la creación de productos para sus portales de Internet. Primero fueron los vídeos, luego las secciones a la carta y posteriormente los productos propios. Todo vale para captar al público más joven también en la Red. Por este motivo, Telecinco renovó recientemente su oferta de videos a la carta. Con Mitele, incorpora las temporadas completas de algunas de sus ficciones extranjeras y de sus series de producción propia, de las que también permite la compra del capítulo una semana antes de su emisión en la pequeña pantalla.
RTVE y Antena 3 tampoco han querido quedarse atrás en la batalla. A finales del año pasado la Corporación pública lanzaba seis aplicaciones con las que conectar su servicio a la carta con los televisores con conexión Internet, mientras la cadena de San Sebastián probaba ANT 3.0, una experiencia para ‘smartphones’ con la que enviar contenidos exclusivos en tiempo real a sus espectadores.