Pol Morales
Un día después de que ardiera el plató de ‘Gran hermano’ con la rebelión de sus concursantes y los vídeos calientes de Noemí, Telecinco estrenaba en el mismo horario estelar ‘Hay una cosa que te quiero decir’, un programa de reencuentros, sorpresas y apelación a los sentimientos más básicos, es decir, un espacio radicalmente opuesto a la línea editorial de la cadena.
De la misma manera que hace unos años fue Antena 3 la que intentó imitar el modelo de televisión de Mediaset, basado en la prensa rosa y la telerrealidad, parece que ahora se ha invertido el proceso y es Telecinco la que anda buscando a tientas un contenido más amable para su siempre cuestionada programación. Mientras a la cadena de Planeta le llueven las alabanzas por su apuesta familiar, su rival directo sigue enfrentándose a las críticas por una parrilla diseñada siempre en torno a la polémica.
Pero ¿le conviene a Telecinco sacrificar una línea que hasta el momento ha dominado a la perfección para seguir los pasos de la competencia? ¿Entenderá el público de Fuencarral su cambio de rumbo hacia una audiencia más heterogénea y por lo tanto más envejecida? Y de la misma manera, ¿sintonizarán el canal de Vasile los espectadores fieles a la filosofía de Antena 3?
Para tratar de solventar la evidente crisis de identidad que atraviesa, el martes Telecinco llevó a cabo un arriesgado experimento. Rescató del olvido ‘Hay una carta para ti’, un viejo formato que no aportó demasiadas alegrías cuando Antena 3 lo estrenó en 2002, y decidió darle una segunda oportunidad con Jorge Javier Vázquez al frente. La audiencia ha respondido con un 15,8% de ‘share’, dato notable pero poco esclarecedor. Serán los resultados de la semana que viene los que determinen cuán desubicados se han podido sentir los habituales del canal de Mediaset.
Un jubilado buscando el reencuentro con sus dos amigos de juventud; un joven pregonando las miserias de su novia para confesarle ante Laura Pausini que por fin saldría del nido para irse a vivir con ella; una tía vengativa que decidió no acudir a la boda gay de su sobrino tras no asistir al entierro del abuelo; dos mujeres de edad avanzada pretendiendo recuperar íntegramente su amor de juventud tras cuarenta años de incomunicación y, como consecuencia, dos señores de edad avanzada ya casados y con hijos intentando escurrir el bulto de la mejor manera posible.
Sin modificar una coma del formato original, ‘Hay una cosa que te quiero decir’ encaja de lleno en el modelo de televisión familiar, pero no de los tiempos que corren sino de aquellos gloriosos 90 en los que Antena 3 triunfaba con ‘Sorpresa, sorpresa’ y ‘Lo que necesitas es amor’. Tiempos en los que incluso Telecinco acertaba con espacios lacrimógenos como ‘Nunca es tarde’. Tiempo de ‘talk-shows’.
La revitalización de este tipo de programas se entiende todavía menos cuando la experiencia, sobre todo de la competencia, ha demostrado que el rescate de viejas glorias no suele funcionar en televisión. Ahí están los fallidos especiales de ‘Sorpresa, sorpresa’ que Antena 3 lanzó en 2007 para demostrar que bucear en el pasado de la televisión no es la mejor manera de enfocar su futuro.
La elección de Jorge Javier Vázquez para liderar esta expedición de la cadena en territorio desconocido tampoco ha sido afortunada. Telecinco esperaba repetir la jugada redonda que supuso apostar por el badalonés para darle un nuevo empuje a ‘Supervivientes’, pero en esta ocasión deberán asumir que a su presentador estrella hay registros que se le resisten. Tan sólo hay que ver con qué poca pasión y esmero recitaba los antecedentes de cada historia. El rol de confidente y comprensivo con los problemas ajenos que requiere ‘Hay una cosa que te quiero decir’ no encaja en absoluto con la actitud desenfadada y espontánea que le ha concedido a Jorge Javier un hueco preferente en la parrilla del canal.
El programa del martes, sin embargo, no es el primer experimento de Telecinco para darle un lavado a su imagen. El propio Jorge Javier ensaya cada tarde desde hace varios días su nuevo papel samaritano en ese vergonzoso giro social con el que ‘Sálvame’ busca revitalizar sus audiencias. Desde que Antena 3 iniciara su nueva andadura, que culmina estos días con la presentación de su campaña de menos sillón y más sofá, la cadena de Vasile ha comenzado a dar palos de ciego para intentar blanquear también sus contenidos. Quizá no sea el mejor momento para los complejos y sí para entender que para reinas del sofá, o más bien de la chaise longue, ya tenemos a Isabel Gemio.