Pol Morales

El fenómeno que está arrasando en medio mundo ha tardado en llegar a nuestra televisión. Sin embargo, la espera le ha merecido la pena a Mediaset. ‘La Voz’ aterrizaba anoche en Telecinco con un irrefutable 30,6% de ‘share’, el mejor estreno de un ‘talent-show’ en la cadena desde la llegada de ‘Operación Triunfo’. Gran parte del mérito le corresponde a Boomerang, la productora que desde hace meses lleva trabajando en la adaptación del programa y que ha decidido apostar por guardar la máxima fidelidad al formato internacional.

 

Eran pocos los que confiaban en la capacidad de Telecinco para llevar a buen puerto el proyecto. Incluso algún exdirectivo de Gestmusic, la productora que dio el pelotazo con ‘OT’, renegó a través de su cuenta en Twitter de las aptitudes de la cadena para desarrollar esta adaptación. Hombres de poca fe que, como yo, nos quedamos de piedra anoche con el resultado final. ‘La voz’ ha resultado ser una digna melliza del ‘The voice’ original, especialmente del que la NBC emite para la audiencia de Estados Unidos, pero con las particularidades locales que finalmente han terminado por convencer a una audiencia, la española, muy poco receptiva a los fenómenos internacionales.

 

Las audiciones a ciegas

Son, sin duda, la gran baza de este formato de origen holandés. Aunque no deja de ser una vuelta de tuerca más a un género sobreexplotado en televisión, sobre todo en el mercado anglosajón, la idea de un casting a espaldas de los concursantes le confiere al proceso de selección un valor añadido. De ahí que esta fase del programa sea casi tan importante como la propia competición. Y es que todavía deberemos esperar cuatro audiciones más y otras sendas batallas entre los concursantes para alcanzar las galas en directo. ¿Reunirán los espectadores españoles la paciencia suficiente?

 

Gran selección de voces

Uno de los mayores temores de la adaptación española de ‘The voice’ era si el país contaría con el mismo talento musical que desprenden las versiones internacionales (en Estados Unidos, con tres ediciones a sus espaldas, el nivel no ha bajado ni una décima). Los responsables de ‘La voz’ han demostrado una eficiente labor de selección de concursantes, la mayoría de ellos, como advertía Melendi en las promociones, con mejores cualidades que algunos de los ‘coaches’ patrios. Voces como las de Maika, con su timbre rockero y masculino, o las de Angélica y su brillante interpretación de ‘Volver’ hacen pensar dónde demonios se escondían estos talentos cuando se realizaban los castings de ‘OT’.

Cuatro rostros conocidos

Se acabaron los jurados. Ahora lo que se lleva son los ‘coaches’, ese palabro tan difícil de pronunciar como de asociar a un personaje como David Bisbal. Es evidente que él, Melendi, Rosario y Malú no son Adam Levine, Cee Lo Green, Christina Aguilera y Blake Shelton, pero han sabido conferirle al programa la personalidad necesaria para enganchar a la audiencia española. Los cuatro han logrado un buen rollo menos impostado del que desprendían, por ejemplo, los miembros del jurado de ‘El número uno’. Se echa de menos una representación musical más heterogénea, porque en pocas ocasiones el ‘coach’ seleccionado se identifica con el estilo de sus discípulos (¿Desde cuando Melendi es rockero?). En todo caso, un menor protagonismo (e histrionismo) de alguno de los mentores y una mayor independencia en sus criterios ayudaría a imprimirle a ‘La Voz’ un poquito más de seriedad.

 

Un presentador en segundo plano

Aunque Jesús Vázquez tiene más protagonismo que su colega estadounidense, lo cierto es que sus intervenciones se reducen a la voz en off y al contacto con los familiares, lo que le confiere al programa un ritmo más ágil. Aún así, la versión española de ‘The voice’ otorga demasiados minutos a cada aspirante y sus allegados, restándole valor a lo realmente importante, que son las audiciones. La presencia más bien escasa de Jesús Vázquez a favor de los ‘coaches’ conlleva una pregunta inevitable: ¿qué función tendrá Tania Llasera en el programa?

 

Puesta en escena y realización espectacular

Si en algo parecen haberse esforzado los responsables de Boomerang es en mantener la imagen internacional del formato de ‘The Voice’. Desde el logotipo hasta la sintonía (adaptada al español), pasando por unos decorados que nada tienen que envidiarle a la versión estadounidense (a excepción de los sillones giratorios). Estancias como la que acoge a los familiares o la entrada al escenario se han reproducido casi con exactitud. La adaptación española incluso se ha permitido el lujo de añadir una interesante novedad, la audición a ciegas también para el espectador. El buen trabajo, por tanto, se ha visto recompensado con las cifras. La duda ahora es si estamos ante un fenómeno en auge o si la gran audiencia del estreno será la cima más alta que alcance el programa.

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