• La periodista ha viajado a Buenos Aires para sumarse a una de estas concentraciones, en las que pueden llegar a reunirse 150.000 personas
  • Las yoga raves han llegado hasta las cárceles, donde se utilizan como terapia contra la agresividad

 

 

A simple vista es una macrofiesta, una rave donde unas 150.000 personas saltan y bailan en pleno éxtasis. Sin embargo, se trata de una modalidad de fiestas multitudinarias en las que el tabaco, el alcohol y las drogas se sustituyen por ejercicios de respiración y meditación y posteriormente baile, que provocan efectos eufóricos parecidos. Su nombre es yoga rave, un auténtico fenómeno de masas en Argentina.

En la nueva entrega de “Conexión Samanta” que Cuatro emitirá el jueves, a partir de las 00:30 horas, Samanta Villar viaja hasta Buenos Aires para participar en una de esas sorprendentes reuniones.

 

La periodista conocerá de primera mano cómo funcionan las yoga raves junto a varias españolas que viven en Buenos Aires, como las actrices y dramaturgas Zaida Rico y Susana Hornos, pareja del actor argentino Federico Luppi, que por primera vez asistirán a esta concentración.

 

El gurú indio Sri Sri Ravi Shankar, inspirador del movimiento

Los creadores de esta modalidad de fiestas sanas, que combinan mantras y música electrónica y en las que solo se beben zumos y batidos vegetales, son Rodrigo Bustos y Nino Pucci, integrantes del grupo So What! En palabras de Nico, “al final de la fiesta pasan cosas maravillosas, la gente se va con una sonrisa increíble. Vienen familias, jóvenes, abuelos, nietos… Es espectacular”.

 

Estas fiestas están inspiradas por la Fundación Arte de Vivir, una ONG presente en 152 países, incluido España, que imparte cursos de respiración y meditación, técnicas que, según sus adeptos, consiguen relajar la mente y mejorar la calidad de vida. Su líder espiritual es el Sri Sri Ravi Shankar, un gurú indio al que Samanta conocerá personalmente. En Argentina, Shankar es muy conocido tras la firma de varios convenios suscritos entre la Fundación y distintos organismos públicos que han conseguido popularizar sus terapias. A su llegada al aeropuerto de Buenos Aires es recibido por una multitud extasiada como si de una estrella del rock se tratara. Ana, publicista española afincada en Buenos Aires, describe la situación estableciendo el siguiente símil: “Esto parece Semana Santa esperando la salida de la Virgen de Triana”.

 

 

Yoga raves en cárceles

Las yoga raves han llegado también a las cárceles argentinas. “Conexión Samanta” accede a una de ellas, la Unidad Penitenciaria 48 San Martín, de máxima seguridad. Allí los reclusos cumplen penas por delitos muy graves como homicidios, secuestros o violaciones. Las cámaras del programa acompañan a Ismael Maestrini, instructor de El Arte de Vivir, mientras imparte un curso de yoga y meditación que acaba en baile. “Es una estupenda terapia contra la agresividad porque les hace sentirse bien consigo mismos”, según Maestrini. Algunos presos describen la yoga rave como “una fiesta de alegría, paz y amor”.

 

Samanta también visita uno de los núcleos urbanos bonaerenses más peligrosos, La Cava, un poblado marginal azotado por la violencia y las drogas. Allí conoce a Facundo, un instructor de El Arte de Vivir que trabaja para evitar que los chavales se enganchen a las drogas. De hecho, Facundo conoce muy bien esa fatal adicción, ya que él la sufrió durante años: “Tomé todo tipo de drogas y tuve un par de episodios de sobredosis fuertes y la verdad es que ahí me asusté mucho y decidí pedir ayuda”. Para él las Yoga raves son algo “magnífico porque te dan la posibilidad de divertirte sin hacerte daño”. Eso mismo piensan las 150.000 personas que abarrotan los Bosques de Palermo el día en que se celebra la yoga rave a la que acude Samanta. Como explica Facundo, es “como Woodstock”, aunque él prefiere llamarlo “Gurustock” en honor a su líder, el gurú Ravi Shankar.

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