- Este miércoles a las 23.30 horas en La 1 de TVE
En los últimos tres años se ha duplicado el número de personas que se plantea vivir en un pueblo. Sólo en 2011 se registraron diez mil nuevos vecinos censados en entornos rurales. También aumenta el número de personas que recurren a trabajos en los que nunca habían pensado como vendimiadores, resineros o jornaleros de la aceituna. El miércoles, a las 23.30 horas en ‘Comando Actualidad’.
En ‘Abraza la tierra’ reciben cada mes unas doscientas solicitudes de personas buscando un pueblo donde instalarse. María Jesús y Antonio han llegado a Matamala de Almazán directamente desde Barcelona. Nunca habían vivido en un pueblo y ahora regentan el bar municipal y se apañan con un huerto que no saben ni cómo se labra. Elena y Carlos han dejado su vida de interinos en la ciudad para llevar el colmado de Tardelcuende, en Soria. Ahora que ha pasado el furor del verano, se enfrentan al lento goteo de clientes en un pueblo de trescientos habitantes.
Tamara es licenciada con un máster, beca Erasmus y todo tipo de cursos en su currículum. Hoy deja el piso de Madrid para irse quince días al pueblo. Allí vendimiando sacará para un par de meses de alquiler. En la Ribera del Duero están viendo cómo el número de vendimiadores nacionales come terreno año tras año al de búlgaros, la nacionalidad más extendida hasta el momento en esta labor. Ya lo dice Javier, el enólogo de la bodega: antes los padres no querían que sus hijos se dedicaran a esto y ahora todos quieren vendimiar.
Yessica es una “retornada”. Empezó a escasear su trabajo de diseñadora gráfica y volvió al pueblo de su infancia. Abandonar los ordenadores le ha dado suerte: ahora es una de las queseras de Cabrales más premiadas. Cada dos días tiene que llevar sus quesos a lo más profundo de las cuevas de los Picos de Europa a lomos de una yegua. Cualquier atisbo de ciudad queda ya bien lejos.
José también ha vuelto al pueblo y ha recuperado un trabajo que ahora da de comer a muchas familias que nunca habían pisado el campo: es resinero, cada día “araña” el oro líquido de unos mil pinos.