Pol Morales

Después de un proceso que ha durado trece semanas, este miércoles por fin se desvelará quien es ‘la voz’ de España, el ganador del concurso musical que ha arrasado en medio mundo y que en nuestro país le ha proporcionado a Telecinco audiencias astronómicas. Rafa, Jorge, Pau o Maika. Entre ellos está el vencedor que compartirá hazaña con su ‘coach’: David Bisbal, Rosario, Malú o Melendi.

 

Parte del mérito (o de la culpa) de esta criba de cuatro finalistas recae en los rostros populares del programa, que no siempre han acertado en sus cuestionables decisiones. La propia mecánica del programa, que ha obligado a seleccionar un finalista para cada ‘coach’, tampoco facilita la mejor selección. Pero el gran peso de la responsabilidad se encuentra ahora en la audiencia de ‘La voz’, que deberá escoger entre cuatro opciones que, desde luego, no son las mejores posibles.

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¿Rafa?

Por extrañas circunstancias que no hemos logrado comprender, gran parte de los talentos que desfilaron por las audiciones a ciegas de ‘La voz’ escogieron a David Bisbal como entrenador. El finalista de la primera edición de ‘Operación Triunfo’ contaba con el equipo más potente del programa. Hasta la semifinal de hace dos semanas, cuando el almeriense decidió fulminar de un plumazo su gran labor de selección cortando las alas de Yanela y Brequette, las dos apuestas más solventes de su particular quiniela.

 

Paco Arrojo fue perdiendo méritos desde aquel impresionante ‘Y quien es él’ de Perales y a medida que avanzaba el programa, sus decibelios y su autoestima sobrepasaron los límites soportables. De torrente de voz también hace gala Rafa, un ‘heavy’ de pura cepa que Bisbal pretende convertir en ídolo de masas (aunque fuera de micro le reconozca a su otro finalista que en este tipo de programas ganar no es lo más importante). ¿Escogió el ‘coach’ entonces a Rafa por convicción o por efecto arrastre de la audiencia?

 

¿Jorge?

Se quedó a medio camino en ‘Operación triunfo’. Participó en ese reducto para cantantes previo a las filas del paro al que llaman ‘Qué tiempo tan feliz’. Hasta publicó un disco, pero versionando los grandes hits de Eros Ramazzotti junto a su compañera Anabel y que probablemente agonice en las estanterías de una gasolinera de la meseta central. Y, sin embargo, ahí está, viviendo un sueño dorado del que despertará más temprano que tarde.

 

Rosario se ha ganado a pulso un sillón preferente en la Real Academia de ‘La voz’, desde la C de ‘calentito’ a la M de ‘Monstrua’, pasando por la F de ‘Fans’, pero está claro que en el descubrimiento de talentos no se encuentra su futuro profesional. En ese desaguisado equipo que fue deconstruyendo poco a poco, y cuya máxima expresión era Emmanuel, las únicas que podían salvar los muebles eran Angelica y su portentosa voz aflamencada. Qué tiempo tan feliz.

 

¿Pau?

Que Pau triunfe en un programa de masas dice mucho de la audiencia española. Mucho y muy malo. Porque nuevamente el público se deja arrastrar por la compasión y las lágrimas y no por los méritos propios. ‘La voz’ no puede ser únicamente un timbre grave, un sueño frustrado, una ilusión. Y para ejemplo Frank Sinatra, el dios al que idolatra el más maduro de los cuatro finalistas, un derroche de talento, de tablas y, sobre todo, de esa elegancia que algunos no hemos sabido encontrar entre las muecas del catalán.

 

¿Qué hubiera pasado si precisamente Pau no se hubiera enfrentado en las batallas a Macarena Fernández con aquel ‘Somos novios’, que favorecía claramente al imitador de Sinatra? ¿Y qué hubiera sido de la chilena Isabel Barría de haber sido la elegida frente a Alejandro Canals? Gracias a la perspicacia de Malú, otra de las ‘coaches’ que se ha visto superada por el formato del programa, jamás lo averiguaremos.

 

¿Maika?

Lo ha advertido Carmen Rigalt. Si Maika no gana ‘La voz’, las sospechas de manipulación se cernirán sobre la organización del programa. Desde la primera entrega, cuando cautivó a los cuatro jueces en las audiciones a ciegas, hasta la última, en la que demostró su deportividad reclamando una ovación para Neus, esta joven de Reus se ha situado como favorita indiscutible, como el mejor estandarte de un formato que proclama el talento por encima del físico.

 

Sin embargo, una mecánica que ya se ha corregido en otros países impidió que una seria aspirante al triunfo como Neus esté presente en la gran final. Arrasó con ‘Call me’ y por las circunstancias del programa ocupará su merecido puesto en el escenario un chico que optó por la canción ‘Valió la pena’ y cuya máxima valía es la ilusión por ser cantante. Desde luego, en función de lo que ocurra este miércoles sabremos si tanta improvisación, tanta tecnología fallida y tanta publicidad merecieron realmente la pena.

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