La semana pasada los amantes de la buena comedia recibimos una noticia fatídica, una muerte anunciada, la cancelación de la novedosa ‘Don’t Trust the B—- in Apartment 23’. La sitcom protagonizada Krysten Ritter llevaba desde el inicio de la temporada con audiencias paupérrimas, ABC intentó colocarla en la noche del domingo junto a otra comedia que podría estar dando los últimos bandazos, ‘Happy Endings’. Finalmente, tras marear al espectador, ‘Apartment 23’ ha pasado a mejor vida, y lo más desolador es que no se sabe nada sobre la emisión de los capítulos ya grabados.
La culpa parece que siempre es de los mismos, los programadores, pero es que no hay otra explicación. Éstos decidieron mezclar episodios de la primera temporada con otros de la segunda, un hecho que despista al más listo. Una semana June podía estar buscando trabajo, y la siguiente la veíamos de nuevo de camarera en la cafetería, como si nada hubiese ocurrido. Es verdad que en este tipo de comedias lo realmente importante no el orden cronológico de las tramas, no suelen alterar el producto, pero si hablamos de una serie que necesita captar seguidores y que ya está dañada, alternar capítulos a su antojo puede acabar con ella, como ha ocurrido en este caso.
Las protagonistas
Chloe y Jude son la salsa del ‘Apartamento 23’, en un principio llama mucho más la atención el descaro y la poca vergüenza de la alocada Chloe (Ritter lo borda), pero a medida que pasan lo capítulos nos damos cuenta de que June es tan imprescindible como su compañera, su pose inocente y angelical se convierte en la diana perfecta de lo dardos envenenados de su calculadora “amiga”.
El tercero en discordia es James Van Der Beek, el actor que saltó a la popularidad por su papel protagonista en ‘Dawson Crece’ se interpreta a sí mismo en esta serie. Van Der Beek logra una caricatura perfecta de lo que viene siendo un actor venido a menos, eso solo se puede conseguir con sentido del humor y ganas de pasárselo bien, y cuando esa actitud traspasa la pantalla es porque el trabajo está bien hecho. No obstante, en la primera parte de la sitcom a James le costó despegar, quizás porque a algunos nos costó más entender a su personaje y la ironía que le envolvía.
Lo que sí ha supuesto un error de cabo a rabo ha sido la elección de los personajes secundarios o recurrentes, desde la vecina asiática obsesionada con Chloe, hasta el pelmazo compañero de trabajo de June, pasando por Luther, el ayudante de Van Der Beek. Ni siquiera ha dado tiempo para habituarse a estos secundarios, apenas 20 capítulos no han bastado para que encajasen como lo hicieron desde el primer momento las dos protagonistas.
Segunda oportunidad
En abril del año pasado se estrenó ‘Don’t Trust the B—- in Apartment 23’, debido a que la temporada alta estaba a punto de finalizar en la pequeña pantalla, ABC cortó la emisión de la comedia y le concedió una segunda temporada que vería la luz en el mes de octubre. Tres meses más fueron suficientes para cancelar la serie, y con tan solo 18 capítulos emitidos, y otros ocho en la recámara, es impensable que otra cadena vaya a apostar por la ‘Bitch’ y sus amigos.
‘Apartment 23’ se presentó como una serie arriesgada, lejos del resto de comedias que nos acompañan actualmente. El surrealismo con el que está bañada la sitcom es un sello propio que pocos productos saben llevar con dignidad y sin que se les vaya de las manos. Actualmente existen (pocas) series más desternillantes al otro lado del charco, de eso estamos seguros, pero la comedia de ABC merecía otra oportunidad, y pese a haber sido cancelada animamos desde aquí a los lectores a que vean esta veintena de episodios que harán que paséis unos buenos ratos.
También es de tener en cuenta que con la oferta de canales que nos ha traído la TDT sería apropiado que alguno de ellos apostara por la versión doblada de ‘Apartment 23’, aunque sabemos que esto es una utopía y probablemente aquí haya terminado el periplo de Chloe y June.