Alberto Chicote se enfrenta por primera vez al despido de un empleado en el próximo capítulo de Pesadilla en la cocina, que laSexta emite el lunes 5 de mayo a partir de las 22.30 h.
El programa viaja a Benidorm para descubrir una marisquería con solera, El Puerto, que tras más de 50 años de tradición y reconocimiento ha caído en picado en los últimos tiempos hasta llegar a límites extremos. Sus dueños decidieron dejar en manos de su hija el negocio familiar de toda una vida y desde que ella tomó las riendas el restaurante ha dado un incomprensible giro: de ser una marisquería de éxito frecuentada por locales, turistas y multitud de rostros famosos se ha convertido en un mal restaurante de menú del día de ínfima calidad.
Y si de cara al cliente El Puerto llega a ser la peor opción de la zona, la situación interna del restaurante no es más halagüeña. La propietaria es incapaz de liderar nada, los empleados no la respetan ni en su opinión ni en sus decisiones y el cocinero ha tomado el poder del negocio a pesar de sus nulos conocimientos de cocina, de su insultante manera de tratar a los demás y de su obsesivo autoritarismo. Una personalidad déspota que protagonizará un tenso enfrentamiento con Alberto Chicote salpicado de amenazas de abandono y falta de cualquier tipo de sensibilidad. Además, El Puerto es el restaurante que ha sufrido la caída más violenta del éxito al fracaso de todos los negocios que hasta el momento ha visitado Alberto Chicote, razón para que el chef se tome como un reto personal de los más difíciles el sacar adelante el local.
Una marisquería sin marisco
Hace más de medio siglo, Francisco abrió la marisquería El puerto en pleno paseo marítimo de Benidorm, capital del turismo mediterráneo y cuna de los rascacielos en nuestro país. Un restaurante de privilegiada ubicación que durante largos años saboreó las mieles del éxito con importantes personalidades del mundo del fútbol, la política o el folclore entre sus clientes y con una acogida de crítica ejemplar. Pero hace tres años Francisco y su mujer decidieron jubilarse y dejaron en manos de su hija Rosa el negocio familiar. Desde entonces todo ha sido un despropósito que ha convertido a El Puerto en el dibujo de la verdadera decadencia: una marisquería sin marisco de antigua decoración y ambiente rancio que ahora ofrece un menú del día de bajísima calidad, a pesar de su extensa carta de casi una centena de platos.
El problema, la falta de liderazgo de Rosa, completamente incapaz de hacer valer su opinión y de conseguir que sus empleados al consideren una jefe. Y el extremo despotismo de Domingo, un cocinero sin modales, impertinente y autoritario que de la noche a la mañana pasó de ser camarero a jefe de cocina, a pesar de no tener capacitación alguna ni actitud a la hora de aprender. Un cocinero que ante el más mínimo problema vocifera, desprecia a sus compañeros y amenaza con abandonar continuamente como medida de presión y para ver reforzado su poder en el restaurante. Ante esta situación Francisco se desmorona al ver como el sueño de toda su vida se va haciendo añicos e intenta ofrecer su experiencia como consejo, pese a ser ninguneado por Domingo por no estar ya al frente del restaurante.
En su intento por reflotar El Puerto Alberto Chicote se encontrará con el camarero más difícil de toda la temporada y sufrirá desagradables desencuentros con él. Ante tal situación el chef se enfrenta por primera vez al despido de uno de los empleados del restaurante, Domingo, y se ve obligado a hacer una búsqueda de cocinero por la región para contratarlo e intentar reconducir el mal camino de la cocina de la marisquería. ¿Conseguirá su propósito y le dará a Francisco la satisfacción de ver como El Puerto aprovecha una segunda oportunidad para ser lo que fue?