El jefe infiltrado inaugura cuarta temporada adentrándose en una de las empresas queseras más importantes de nuestro país, Quesos El Pastor. En esta primera entrega, Marco Rodríguez, gerente y propietario de la firma se somete a un contundente cambio de imagen para pasar completamente desapercibido y poder infiltrarse entre sus empleados. Su objetivo: descubrir si, a pesar de atesorar algunos de los premios más prestigiosos del mundo del queso por la calidad de sus productos, su empresa es una maquinaria perfecta o hay algunos mecanismos que mejorar.
Sereno pero tremendamente estricto, Marco es un gran conocedor del mercado y de su empresa. Comenzó desde abajo y lleva toda la vida trabajando entre quesos. Ahora, quiere seguir creciendo y para hacerlo bien está convencido de que debe conocer la trastienda de su negocio. Por eso, bajo la coartada de haberse presentado como voluntario a un documental que muestra el trabajo de algunas empresas rurales, El jefe infiltrado se convertirá en uno más en la cadena de trabajo de Quesos El Pastor y trabajará con empleados de toda escala y posición.
A lo largo de su experiencia, El jefe infiltrado descubrirá que la relación entre compañeros de trabajo no siempre es fácil, conocerá a empleados que le dejarán desastrosas primeras impresiones y se encontrará con trabajadores ejemplares de los que incluso aprender más de una lección, tanto profesional como profesional.
‘El jefe infiltrado’ – Quesos El Pastor: Del despacho a la granja
Durante su camino como “voluntario para un documental” y con la falsa identidad que le acompañará durante toda su experiencia, El jefe infiltrado se sumergirá en las entrañas de su compañía a través de las más variadas tareas. Enfundado en un mono de trabajo se infiltrará en la planta de producción para descubrir el verdadero trabajo de un maestro quesero y su función como formador de nuevos trabajadores, una tarea en la que la confidencialidad de la fórmula secreta del queso es clave. También visitará una granja para comprobar si se cumplen todos los estándares de calidad.
Las salas con mayores protocolos de higiene y seguridad y la zona de empaquetado serán otras de las áreas en las que tendrá que probar su destreza y la concentración. El jefe infiltrado no tardará en descubrir que el trabajo productivo no es lo único que tendrá que poner en valor a la hora de tomar posibles decisiones sino que, en ocasiones, las relaciones interpersonales afectan en el día a día más de lo que en un despacho se puede imaginar.
Después de varios días de infiltración y falsa identidad, El jefe infiltrado no dudará en valorar con serenidad todo lo que ha visto, sentido y experimentado durante su experiencia. Sólo así podrá tomar las mejores decisiones, estimular a quienes lo merecen e intentar encauzar lo que no responde a su estándar de exigencia.