Fatmagül, Hayat, Sila… y una larga lista de personajes turcos se cuelan cada día en nuestras pantallas con sus intrigas, venganzas, pasiones e historias de amor que han conseguido enganchar a millones de espectadores en todo el mundo.

Las series turcas han ganado una enorme popularidad en los últimos años, atrapando a una audiencia que, bien a través de la televisión en abierto o bien en streaming, ha convertido estas producciones en una de las tendencias más exitosas de la televisión.

Y es que tienen todos los ingredientes que los espectadores esperan y quieren en una ficción. Tramas universales que funcionan igual de bien en los casi 160 países donde se emiten y que han posicionado a Turquía como el segundo país del mundo que más producciones audiovisuales exporta, solo por detrás de Estados Unidos.

Y ¿por qué este éxito de las series turcas?

Hay varias razones que explican el éxito generalizado de la ficción turca. Por un lado, las tramas, las historias que narran estas producciones. Amores imposibles y apasionados, líos de familia, injusticias, venganzas, triángulos amorosos, crímenes… Los argumentos de las series turcas se apoyan en problemas universales que hacen que los espectadores se sientan identificados, atrapados y conectados con sus personajes, superando así cualquier diferencia cultural entre los diferentes países en los que se emiten.

Historias potentes, bien narradas, que buscan la empatía con el espectador. Personajes que aciertan y se equivocan. Protagonistas que no son tan malos como parecen y buenos que son tan buenos como aparentan. Temas con impacto social que obligan al público a posicionarse… Sin duda los guiones y las tramas de las series turcas han sabido conectar con su público.

Por otro lado, no podemos dejar de mencionar la calidad de estas producciones. Las series turcas han creado un estilo propio. En lugar de emitir episodios de unos 50 minutos se acercan más a las dos horas de duración en cada capítulo. Sus exteriores, grabados en escenarios reales y reconocibles de Turquía, reflejan siempre ese choque entre lo tradicional y lo moderno. Ese telón de fondo de las ficciones turcas ha generado también un crecimiento importante del turismo en el país, con espectadores que viajan a Estambul (y por todo el país) en busca de los escenarios de su serie favorita.

Los decorados interiores también cuidan hasta el último detalle. Estas producciones no escatiman en imagen y eso lo agradecen también sus audiencias.

Y no nos olvidamos de los actores. Los protagonistas de las series turcas se han convertido en grandes estrellas internacionales y reconocidas allá donde van.

Todos estos motivos han llevado a las series turcas a lo más alto. Desde ‘Fatmagül’, que narra la historia de una joven que es violada por cuatro hombres, pasando por ‘Hayat, Amor sin palabras’ que sigue la historia de amor de una chica en apuros que busca trabajo y su millonario jefe; a ‘Madre’, que aborda los malos tratos a una niña y cómo su profesora se hace cargo de ella…

Son muchos los títulos que se han ganado un hueco en las televisiones de medio mundo y, por lo que parece, la popularidad de las series turcas seguirá creciendo en los próximos años.

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