La intervención el próximo lunes de Pilar y Julia, dos de las suegras del concurso de Cuatro “¿Quién quiere casarse con mi hijo?”, la participación de otros personajes famosos en las ediciones de los próximos días -Raquel Mosquera, Marta López, Nacho Montes, Antonio David, Arturo Requejo y Carlos Navarro-, vídeos que rescatarán los momentos más divertidos, tomas falsas y un resumen de los laudos más curiosos, serán las principales novedades con las que “De buena ley”, el programa presentado por Sandra Barneda, celebrará su programa 700 la próxima semana, desde el lunes 26 al viernes 30 de marzo (14:30 horas).

 

A lo largo de estos 700 programas se han emitido 700 laudos arbitrales -en casos de pareja y dinero, de familia, de herencia, problemas laborales, entre otros- en los que han intervenido 1.400 litigantes. El espacio se ha convertido en un fiel reflejo de los problemas que preocupan a la sociedad española, primando en la actualidad aquellos casos en los que se debaten asuntos de trabajo, desahucios, repartos económicos y otros conflictos en los que la crisis económica está patente.

 

Semana especial con invitados famosos

Pilar y Julia, dos de las suegras de “¿Quién quiere casarse con mi hijo?”, Raquel Mosquera, Marta López, Nacho Montes, Antonio David, Arturo Requejo y Carlos Navarro han querido sumarse a la celebración del programa 700 de “De buena ley” acudiendo al plató del programa para expresar su opinión a favor o en contra de los litigantes de los casos de la próxima semana: la negativa de una suegra a seguir pagando los gastos de vivienda de su nuera, ya que, tras quedarse viuda, ha rehecho su vida con una nueva pareja; la denuncia de un ex-trabajador despedido sin finiquito tras alegar su jefa el mal uso que ha dispensado al coche y al móvil de empresa; el enfrentamiento entre una suegra y su yerno ante la negativa de éste a que sus hijos pequeños visiten a su madre en un psiquiátrico; la lucha de una hija para que su madre acepte la nueva sexualidad de su padre, que tras “salir del armario” se divorció, se operó y ahora tiene una identidad femenina; y, por último, el caso de una abuela que no puede ver a sus nietos a menos que firme con su hija un documento que le prohíbe hablar y compartir su religión con los niños.

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