Iván Llera

ERT sigue en negro. La radiotelevisión pública griega cumple tres semanas sin emisiones después del apagón decretado por sorpresa el 11 de junio por el Gobierno de Andonis Samarás para sustituir al actual ente por una nueva radiotelevisión pública más barata. Lejos de dar marcha atrás, el Ejecutivo heleno se ha mantenido firme en sus posiciones y no ha accedido a reabrir ERT. De poco han servido las protestas ciudadanas, la oposición de las grandes fuerzas políticas del país, que han obligado incluso a un cambio de Gobierno, y el dictamen del Consejo de Estado que, siete días después del cierre, ordenó la reapertura de la radiotelevisión pública. El tribunal griego no cuestionó entonces la medida del Ejecutivo, que argumentó su decisión por su alto coste, sino que se limitó a ordenar que la cadena pública siguiese funcionando “temporalmente” hasta que la nueva corporación comienzase sus emisiones.

La drástica decisión tomada directamente por el partido conservador de Andonis Samarás trastocó la estabilidad del Ejecutivo heleno, compuesto hasta entonces por tres formaciones y que supuso la salida del centro-izquierda representado en Dimar. Aunque el Pasok optó por seguir en el Gobierno, la formación no se ha ahorrado críticas respecto del cierre de la radiotelevisión pública: ”No se cerró ni por corrupción ni por la plantilla abultada, ni tampoco por la exigencia de la troika de presentar 2.000 despidos antes de que finalice el mes de junio”, afirmó el diputado Apostolos Kaklamanis en una intervención en el Parlamento, “sino por impedir a la ERT participar en el reparto de licencias de la TDT”.

 

Cartas de despido

Algunos empleados de ERT ya han recibido cartas de despido, aunque la plantilla desconfía de estos documentos ya que carecen de firma y sello oficial. Los empleados, que desde el anuncio del cierre de la cadena mantienen ocupadas sus sedes, aseguran no entender que “nos pidan evacuar el edificio, y al mismo tiempo, que mantengamos en buen estado el material”. Desde el 11 de junio mantienen la emisión de la cadena pública a través de internet y han lanzado un portal en internet en cinco idiomas –griego, inglés, francés, alemán y español- que sustituye al oficial ert.gr, fuera de servicio desde el anuncio del cierre.

Exigen que el Gobierno rectifique y vuelva a la normalidad previa al cierre. Consideran que la decisión va a suponer un lastre para las cuentas helenas, no sólo por el alto coste de las indemnizaciones a la plantilla, sino por los 63 millones de euros que estiman tendrá que pagar la cadena por el incumplimiento de contratos firmados para la transmisión de grandes eventos deportivos –unos 13 millones por la Copa Confederaciones- y los 2 millones que dejará de ingresar por el cese de su emisión internacional a través de las plataformas de pago.

 

“Opacidad y despilfarro”

El portavoz del Gobierno heleno, Simos Kedikoglu, anunció el 11 de junio y por sorpresa el cese de las emisiones de de la televisión pública ERT desde esa misma noche. Sus 2.800 empleados serían despedidos e indemnizados. “ERT es un caso típico de la opacidad única y despilfarro increíble. Y eso termina hoy”. Explicó que la corporación pública consume 300 millones de euros al año financiados con cargo a un canon incluido en la factura de la luz, cantidad que supone un presupuesto entre tres y ocho veces más que el resto de los operadores. También criticó el elevado número de empleados de la compañía pública que “cuadruplica los estándares correspondientes al número de espectadores y oyentes que siguen habitualmente las emisiones de las distintas señales de ERT en un mercado dominado por las televisiones privadas”.

Para revertir esta situación, el Ejecutivo griego designó la semana pasada al periodista Pantelis Kapsis viceministro sin cartera. Él es el encargado de diseñar la nueva ERT “más allá de las intervenciones y el partidismo”.

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